Que el tres era el número perfecto ya lo afirmaba Pitágoras hace 3300 años, pues decía que el número 3 representa el vínculo entre la unidad (el número 1) y la división (el número 2). La escuela pitagórica estaba en muy buena compañía: el taoísmo teoriza la armonía entre la Tierra, el Hombre y el Cielo, y en muchas religiones (incluido el cristianismo) encontramos tríadas divinas.
Esta triple presencia se refleja también en el ser humano, donde coexisten tres aspectos.
- Yo: mi esencia lo que realmente soy aquí y ahora.
- Mi niño interior: la parte más vulnerable y pura de mí. La parte que más necesita cuidados, atención y amor.
- Mi personaje: mi versión pública y socialmente aceptable, la versión de «marketing» para vender y proponer a la gente que me rodea.
¿Cómo se compenetran estas tres partes en ti? ¿Sientes su presencia? ¿Quiere saber más?
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